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sábado, 31 de marzo de 2012

LIBERTAD

Desde niña intuí que eras muy cara
al ver los descarnados rostros de tus amantes
-a esas alturas, la mayoría había muerto
con tu nombre de azúcar en los labios
y un extraño fulgor en la mirada-.
Loca de mí, seguí su mal ejemplo
y me enganché al batallón de parias
que por hallarte pierden cuanto aman.

Nadie me dijo nunca al perseguirte
que debería dejar en el camino
tajadas, aún sangrantes, de mi propio corazón;
desprenderme del sueño del amor,
romperme las costuras del cuerpo,
desfóndarme, y vaciarme entera.
No imaginé que ahora, al cabo despojada,
te hallaría en el postrer recodo.

Finalmente soy libre, sin amos, sin horarios,
libre de decir lo que quiera, llueva
o no el azufre, pues nada pueden hacerme ya.
Mas me sabes a poco, perdona que te diga;
ni por asomo eres la libertad soñada.
Libertad a deshora no me sirves
cuando todo hace aguas, el mundo retrocede
y los jerarcas celebran tus exequias;
yo confirmo que tengo la pólvora quemada
en batallas perdidas,
y el corazón latiendo a toda prisa
como vierte el reloj la última arena,
avanzando hacia nada.

Libertad, tus alas llegan tarde, con sarcasmo,
a una guerrillera quebrada por la artritis,
a la amante con ceniza en la sangre
que fuera ardiente lava,
a una madre que es nicho de sus hijos.
Y es más, sin esperanza
de que pueda llegar el hombre nuevo
a este lodazal sin adjetivos.
Libertad que me duele como una puñalada
al ver que mis hermanos vuelven a ser esclavos.

Y ahora te pregunto, ¿de qué puedes servirme
sin cuerpo ni energía para cambiar el mundo?,
sin amor, ¿de qué sirves?
Yo necesitaría un corazón para estrenar
contigo Libertad, para vivirte
y sorberte hasta el tuétano la esencia,
y tú sólo me sirves de notario
para firmar mis últimas palabras.

Elvira Daudet, 30 de marzo 2012

viernes, 16 de marzo de 2012

HUESOS PARA EL PERRO

A veces, como tú, me desespero
por los niños que ayunan de mañana,
sin leche ni mendrugo que llevarse a la boca.
A mediodía comparten la ración
escueta del abuelo,
cenan caldo de "huesos para el perro"
y se van a la cama con las tripas ladrando.
Sus padres perdieron el trabajo y no lo encuentran,
la tierra ha dejado de dar trigo,
es sólo un mar de estiércol donde hozan los cerdos
y desfallece el viento.
Ya no pueden comer ni pan ni peces
y no aparece Cristo a remediarlo.

Todavía es más grave la miseria que sufren
los miembros del Gobierno, obligados
a camuflar la bola cual trileros.
Con su tercera mano asen el cargo
que les brindan los amos en premio a sus servicios.
Huele el aire a patíbulo,
a carne corrompida que atrae a todos los buitres.
Duele ver el desfile de banqueros
-a un dulce paraíso, no a la cárcel-, quebrados
por la avidez obscena de su alquimia:
transformar la sangre de los pobres en dinero.
Ángeles de alas de humo, gimen mientras abrasan
la tierna flor del pubis de chiquillos,
con su mano-azucena de rozar el Misterio.

No respetan a Dios ni a nuestros hijos;
se burlan de nosotros. La sangre me galopa
como un enloquecido corcel envuelto en llamas.
Me levanto la tapa de los sesos
y dejo que se enfríen.

Más serena,
contemplo la central laboriosa del cerebro,
motor del terco avance de los hombres
desde el fondo más negro de la noche
-largo ha sido el camino del cándido primate
que estrenó el dolor de ser humano;
milenios defendiéndose del miedo.
¿Quién podría hacerle retroceder ahora?
Descubro en sus alvéolos, como abejas dormidas
en su celda, tesoros olvidados:
la dignidad cuando aún estaba entera,
la utopía, más bella con los años,
la justicia, aire puro que a todos alimenta:
las cosas de valor que arrinconamos
y el azufre del tiempo fue borrando.

Mientras tanto ha llovido. Sobre su piel mojada,
el campo adolescente nos muestra un bozo verde.
La tierra, siempreviva de jugos minerales
que rebosan sus pechos,
no renuncia a su misión de madre.
Habrá pan, si nosotros aportamos
un pequeño puñado de semillas,
y atamos a los cerdos a una valla
para que no destrocen lo sembrado.

Elvira Daudet, 14 de marzo, 2012

domingo, 4 de marzo de 2012

MARIPOSA LIMONERA

A todos los poetas que soñaron con la inmortalidad
y se desvanecieron en la noche del tiempo.


Como pluma de sol viene en el aire,
con su falda de ácidos limones
-sutilísima seda desgastada-,
a cumplir el destino prometido.
La mariposa busca sobrevivir
con el ansia de todo desdichado,
- inclúyase también a los poetas
y sus vidas, hogueras de belleza
donde arden voluntarios, cantándole
al amor, como pájaros ciegos a la noche-.

Admiré en el verano la belleza
de sus alas, leves y poderosas,
dotadas para resucitar tras el invierno
y mecerse de nuevo alegres en el viento.
Como un pútrido voyer, espié su pudicia
de niña al desprenderse el vestido de fiesta
y mostrar el desnudo integral de su esqueleto.
La vigilé en invierno, transparente,
hibernando en la rama confiada,
soportando los vientos y la escarcha.

Más ahora, ¿dónde estás dulce pétalo?
Infalible, la ciencia aseguraba
que sobrevivirías a los hielos,
tus alas se abrirían al sol en primavera,
como el ojo al azul puro del cielo.
Afirmó que desperezarías tus antenas
y saldrías volando felizmente,
ajena al polvo de oro que abrasó a tus hermanas.

En la rama que cobijó tu sueño,
te busco y sólo hallo una tela de araña
que me impregna los dedos,
y que añade a la tarde un velo de tristeza.
La muerte no deserta
y deshace puntual toda esperanza.